jueves, 10 de febrero de 2011

Exorcismo.


"La cruz sobre la piel del fruto
señala la caída
brazos horizontales
hinchazón y resecamiento
de los humores
y de nuevo hinchazón
de lo podre"

Olvido García Valdés.


Tengo el pecho reventado
algo de lo podrido
se hunde en mi garganta
siento náuseas
intento provocarme el exorcismo

inevitablemente hay algo hinchado
y la bilis me llega hasta los huesos
me pesa hasta el dolor en los pulmones
y las escamas húmedas
huelen a flor marchita de escritorio
y a estiércol relamido.

Los dedos me tropiezan
y la etílica sed amenaza mi estómago
mordido por el cuervo

escupo
siento algo deshacerse en las entrañas
ni el agua
me da sed

quiero arrancar de cuajo
un hígado que duele y que palpita
un alma en carne viva

siento náuseas
hambre beoda

desconozco cada puerta
la palabra es la espina
y el silencio es la cárcel de mi cuerpo.


martes, 8 de febrero de 2011

Hedor.




"Il n'y a pas de destin ni de fidélité,

Mais des corps qui s'attirent.

Sans nul attachement et surtout sans pitié,

On joue et on déchire."


M. Houllebecq.



Hay algo podrido en las entrañas del mundo. Hay algo podrido, digo, que no sé definir con claridad, como cientos de momias de vendajes deshechos, gritándo y dictándonos órdenes de un pasado, que bien merecería permanecer ya muerto. Hay algo más, mucho más, también podrido.

Lo encuentro cada día detrás de la sonrisa de mi madre, bajo los tacones de mi jefa, y ha alcanzado los tejados de mi casa.

Es ese ruido que proviene del vientre de la vaca, el olor que hiede en las escamas del miedo, el burdel que se hunde en el portal contíguo, el imbécil que intenta ser poeta, la pena de la especie.

Hay algo que se pudre en las entrañas del mundo.

lunes, 7 de febrero de 2011

Con los pulmones trenzados.



"Las miguitas de pan
se alejan cada vez más con el viento
y yo sólo abro la ventana
y les digo adiós con un pañuelo blanco
aunque sé que es perder un camino
hacia algún lugar".

Sara Martín Ruiz.

Más información sobre ella aquí.

Los viajes son eso. Los rencuentros, la soledad de los aeropuertos, de las despedidas. A veces son el miedo, o la ilusión, o la euforia. Siempre son euforia. Y desgarro. Echar de menos con los pulmones trenzados. Volver a ser como siempre y recordar lo que fui, y saber lo que ya no soy. Pasear al sol, cantar a Juan Luis Guerra y a Molotov, la espera, tener frío en alguna parte y el tabaco en el balcón. Y los 215 versos de Sara Martín Ruiz esperándome de vuelta a casa.