"Il n'y a pas de destin ni de fidélité,
Mais des corps qui s'attirent.
Sans nul attachement et surtout sans pitié,
On joue et on déchire."
M. Houllebecq.
Hay algo podrido en las entrañas del mundo. Hay algo podrido, digo, que no sé definir con claridad, como cientos de momias de vendajes deshechos, gritándo y dictándonos órdenes de un pasado, que bien merecería permanecer ya muerto. Hay algo más, mucho más, también podrido.
Lo encuentro cada día detrás de la sonrisa de mi madre, bajo los tacones de mi jefa, y ha alcanzado los tejados de mi casa.
Es ese ruido que proviene del vientre de la vaca, el olor que hiede en las escamas del miedo, el burdel que se hunde en el portal contíguo, el imbécil que intenta ser poeta, la pena de la especie.
Hay algo que se pudre en las entrañas del mundo.