lunes, 19 de mayo de 2014

Poema. El pájaro.



Encontraste un milano con el ala quebrada
en aquél rincón sombrío del patio de la casa familiar.
A veces me pregunto lo que soy, te dije;
me miraste en la voz
más profunda de todas, y respondiste entonces,-
por eso te divides, despedazado el rostro, por eso
excarvar las raíces en tierras extranjeras
buscarte en los que duelen, perseguir cada llave, o escuchar
historias de desgarros familiares 
cuentos de identidades confundidas
y repartidos rostros a lo largo del viaje.
-Intentaste ayudarle a que volviese a volar
pero fue en vano.
Lo acariciaste entonces, y con mucho cuidado
lo devolviste al campo
detrás de algunas rocas
donde las carroñeras no pudieran encontrarlo,
Y volvimos a casa, la esperanza en un puño, 
y en el otro la herida.

Aún hoy no sé qué responderte.

Diario.



Me dije: no te alejes, no olvides. Probé todas las maneras de ordenar la ira, la confusión, el desamparo. Busqué a cada cosa su lugar preciso, preparé el equipaje. Ahora aún amueblo los extensos lugares del vacío y encuentro manos amigas en mitad de la intemperie. En momentos de éxodo, se construyen familias subterráneas, redes invisibles entre la muchedumbre. Y por eso celebro lo humano, y sonrío: porque no estamos solos.