lunes, 1 de diciembre de 2014

Algunas reflexiones de estas últimas semanas.



Hace semanas que no actualizo. Lo sé, soy un caso. En mi defensa diré que he tenido un mes ajetreadísimo, con idas y venidas a Madrid, con reuniones y asambleas, charlas, debates, clases, cumpleaños... la totale. Pero estoy contenta. A partir de ahora prometo escribir más asiduamente, y no dejar esto de lado. 

Han sucedido muchas cosas, y ninguna. Han sucedido cosas dentro. Fuera llueve desde hace días, y todo sigue aparentemente como siempre. Dejé a medias un libro cuando tú. Dejé a medias un libro porque sabía que era premonitorio y no quise escucharlo. Porque dolían las palabras que no pude escribir yo, pero que me escribieron a mí, sin saberlo. Lo cerré a la mitad. No lo retomé hasta anoche. Lo he mirado con miedo durante meses. Lo he mirado como si fuera a revelarme una verdad que yo ya conocía, como si fuese a abrirlo y sus páginas fuesen a pronunciar un "te lo dije". Pero en ese libro estaban muchas de las respuestas que buscaba. El cuerpo, la independencia, la identidad, el mestizaje. El estar lejos estando en el cuerpo mismo, y siendo independientemente de la geografía, y condicionada por el mapa. Esto formaba parte del viaje: ser otra, construirse en la frontera. Cambiarse de color el pelo para reivindicar algo que olvidé después, meterse en política por primera vez en la vida para no olvidar de dónde se viene. 

Vivir en la frontera: fronterizos amigos, acentos limítrofes, constantes explicaciones sobre la provenencia, sobre el porqué estamos aquí. Sentirse vieja, de pronto. La comunidad, en estos casos, es un método de defensa, una especie de terapia de grupo, una búsqueda identitaria de la que todos, consciente o inconscientemente, formamos parte. Por eso mi obsesión: la identidad, la emigración, la reconstrucción del yo, el feminismo, la otredad, el tiempo. 

Ser no es sino buscar una razón para. Ser no es sino identificarse en el rostro de los otros. Hablar sin ultrajar a la palabra. Silencio. Alguien me dijo el otro día que el extranjero aquí era más áspero. Es la extrañeza lo que le hace a uno más frío, respondí. Por eso buscamos un hogar en la tribu. Soledad sin drama. Todo está cambiando y no sé cómo explicarlo.