miércoles, 25 de febrero de 2015

La infancia es un ritual: unas notas sobre Momo.



"Hay allí otros tiempos, allá al fondo". 

Momo, Michael Ende.

Hoy he venido a hablaros de mi infancia. He venido a deciros que este libro fue el regalo de Reyes de mis trece años, y que me cambió. Quiero deciros que mi animal favorito siempre fue la tortuga, que teníamos tortugas en la terraza del abuelo, y que una vez mi hermana y yo tuvimos una muy pequeña en casa, a la que soltamos en un parque antes de que muriera de pena, y desde entonces me pregunto qué habrá sido de ella. Quiero deciros que soy lenta y que quiero a mis amigos. Que escribí una tesina sobre el tiempo. Que nunca llevo reloj, que me da miedo la gente que va a trabajar vestida de traje, y que siempre he sentido ternura por los barrenderos que ven amanecer las calles de Madrid, y me imagino a Beppo con una gran escoba en mitad de una Gran Vía vacía. Que me gusta la gente que encuentra las palabras adecuadas. Quiero deciros que todos los días lucho contra la prisa, que temo a la tecnología, y que me horroriza la deshumanización. Quiero deciros que no necesito demasiado para vivir, pero no podría hacerlo sin historias, y sin amigos. Contaros que creo en el lenguaje como el extraordinario mecanismo que unifica a la humanidad. Que, pienso que lo más parecido a una ilustración de un hombre gris ha sido siempre la famosa pintura de Magritte de aquél sombrero sin rostro. Que mi mayor pavor siempre ha sido dejar de sentir, y convertirme en uno de esos hombres. Que no me gustan los libros infantiles con fotografías, que deberían estar prohibidos, que deberían de ser todos ilustrados, que de pronto quiero ser ilustradora de Michael Ende y dibujar Momo tal y como lo imaginé. Que tengo miedo de lo que poseo. Que una vez escribí un cuento sobre una tortuga, porque desde siempre he soñado con que las tortugas me hablen sobre su lentitud, sobre su sabiduría, sobre el enigma de su existencia, sobre los misterios del mundo que sólo ellas conocen, porque lo han visto todo. Quiero deciros que una vez cada doce meses, desde hace ya algunos años, lo releo, como un ritual, para no olvidar aquéllo en lo que cree esa niña de trece años a la que algunas veces no recuerdo.


¿Y el tuyo? ¿Cuál es tu libro favorito de la infancia?