martes, 22 de abril de 2014

Un poema semanal: tatuaje.




Mi casa es la posada de la sed
allá donde pernoctan las hormigas.
Frontera arriba, mi piel se regenera en lo extranjero;
confusa identidad,
allí 
edifico mi morada,
en el lugar oscuro
donde no vive
nadie.

Dejar el país atrás quizás sea eso
existir en el desgarro de tatuajes
heridas superficiales
olvidar las palabras que tanto pronunciamos
perder,
en la costumbre del extraño,
el sabor de lo propio
coquetear con el fuego de otro rostro
que miente en el espejo

estudiarse desde la mirada ajena
desde el diente de lobo de uno mismo
construir un hogar en el espacio
ocasional del tránsito

o escribirse en la piel la metáfora de patria
para sentirse

un poco menos solos

domingo, 20 de abril de 2014

Cuando vayas a Madrid…: diez expresiones madrileñas que debes conocer



Llevo algún tiempo haciendo listas (lo mío es hacer listas, listas que escribo en papelitos inútiles que pierdo irremediablemente, en post-its de diferentes colores que ordeno aleatoriamente, listas en las notas del móvil, en las agendas…) de algunas de mis expresiones y palabras típicamente madrileñas favoritas, y, francamente, me es muy difícil decidirme.
Por eso, y para aquéllos que vayan a ir a Madrid a pasar una temporada y no conozcan nuestra jerga, aquí os dejo una lista de diez de las expresiones madrieñas más utilizadas e imprescindibles para pasar desapercibido en la capital. En próximos posts, más:


  1. Molar: gustar. Resultar agradable, bueno, estupendo. Se utiliza igual que el verbo gustar, o casi: podemos decir: “me mola la música rock”, para decir que nos gusta a nosotros mismos, pero también podemos hacerlo impersonal: “la música rock mola”. Es decir, que la música rock es buena. También podemos utilizar el adjetivo “molón”, para decir que algo es bueno y que en general gusta bastante “Este bar es muy molón”, en el sentido de que es agradable.
  2. Mazo: Sacado de contexto, un mazo, en sentido literal, entre otras clsas, es un martillo grande de madera, pero también se puede utilizar para denominar una porción de cosas juntas, formando un grupo: un mazo de cartas, por ejemplo. Pero en Madrid lo usamos como un adjetivo. “Mazo” quiere decir mucho, y suele acompañar a “molar”. Decimos que algo nos ha gustado mucho diciendo “mola mazo”, o “me mola mazo”.
  3. Ser un gilipollas: Adjetivo, o insulto, que proviene de “gilí”, otro adjetivo coloquial que quiere decir tonto o lelo. Y, como se cree y dicen varias fuentes, de “polla”, que viene siendo el pene. Sería una especie de “tonto del pene”. Pero el origen de “gili” tiene muchas hipótesis posibles: se dice que viene de la historia de Baltasar Gil Imón de la Mota, gobernador fiscal y de Hacienda del Consejo Supremo de Castilla a mediados del siglo XVII, que aparentemente tenía tres hijas (o “pollas”, como se decía en la época para designar a los hijos) no demasiado agraciadas, ni inteligentes, y a las que les gustaba ostentar todas las pertenencias y el poder social del que disfrutaban por las calles de Madrid. Al parecer era la comidilla o el cotilleo de los madrileños de la época que comentaban “ahí a el señor Gil y sus pollas”, y de ahí derivó la expresión de “gilipollas”, para designar la torpeza, o estupidez. Sobre estas chicas el ABC publicó hace años un artículo (aquí). En algunos países de Latinoamérica el "gili" español es remplazado por "gil", como podemos ver en la letra del famoso tango "Cambalache". 
  4. Ser “una movida”: imagino que viene de la “Movida” madrileña, es decir, del movimiento cultural de los años ochenta que se desecadenó en Madrid y que tuvo su repercusión por toda España. Ser “una movida”, o “un movidón”, o “vaya movida”, “qué movida”, quiere decir: vaya problema, ¡vaya historia!, una “movida” designa algo complicado, de compleja solución, logística, comprensión...
  5. Tronco, colega, macho, tío…: también se pueden usar en femenino, pero son adjetivos que se utilizan para dirigirse, coloquialmente, a un amigo o próximo. También para las chicas se utiliza “titi”, es una expresión macarra, pero, francamente, creo que bastante madrileña.
  6. Dar el cante, cantearse, ser un canteo: haciendo mis pesquisas, he descubierto que “cantear” significa algo bastante diferente en países como Nicaragua, Chile o Salvador. En España, en cualquier caso, se utiliza de manera familiar. En primer lugar “dar el cante” quiere decir llamar la atención de manera ridícula o vergonzosa, en ocasiones causando vergüenza ajena. Algo es “cantoso” cuando llama mucho la atención, y se utiliza bastante para designar prendas de ropa, colores llamativos u objetos y hábitos poco discretos. “Cantearse”, sin embargo, aunque tiene connotaciones similares, no quiere decir exactamente lo mismo. Significa, sí, llamar la atención, pero, me parece, generalmente cuando aquello que llama la atención no debería sino pasar inadvertido. “Cantearse”, es, por ejemplo, hacer algo que no está bien visto con poco disimulo, actuar con desparpajo o con descaro. Y por último, cuando escuchéis a un madrileño decir “qué canteo”, “vaya canteo” o “esto es un canteo” generalmente conllevará alguna connotación negativa, ya sea porque es “una sobrada”, es decir, algo que ha llegado demasiado lejos. Podemos traducirlo a veces por “qué pasada”, y en general designa que algo es verdaderamente espectacular, impactante, o sorprendente. Ya sea positiva o negativamente.
  7. Dar la chapa: Significa lo mismo que “dar la lata”, “dar la brasa”, o “dar el coñazo”, o “dar la vara”. Alguien “da la chapa” cuando es muy pesado, cuando habla de algo que no nos interesa en absoluto durante horas, o cuando no para de hablar de sí mismo y sus preocupaciones, o cuando, simplemente, no nos da un respiro. Estas preocupaciones que quizas a veces no tengan importancia un madrileño las llama “ralladas”, y la expresión -o una de ellas- que utilizamos para decir que alguien nos ha agobiado y aburrido con sus historias es que alguien “nos ha rallado” o “nos ha dado la chapa”. Esa persona tan pesada puede ser un “brasas”, o un “chapas”.
  8. Ser un “pringao” o un “pringado”: Un “pringao” o un pringado es aquella persona que tiene un carácter altruista y generoso, y del se aprovechan los demás. Es una persona a la que se puede fácilmente embaucar o meter en problemas, y que siempre acaba trabajando o solucionándolos él sólo, o como también decimos, es quien “se come todos los marrones”, quien tiene que gestionar los imprevistos y problemas que no necesariamente son su responsabilidad. “Pringar”, como verbo, se utiliza cuando, por ejemplo, en el trabajo te encargan más trabajo del debido o que no te corresponde y te toca a ti solucionar los problemas mientras los demás evitan cualquier responsabilidad. Una persona a la que se le encargan -o que se hace voluntariamente responsable- las tareas más penosas, que no tiene mucha suerte, y al que no se le reconoce el esfuerzo.
  9. Ser “guay”: ser bueno, ser estupendo. Guay es un adjetivo que designa aquéllo que es interesante, que da “buen rollo”, que “mola”. Es una expresión que está un poco más en desuso que antes, aunque se utiliza muchísimo todavía, no solamente en Madrid, sino también en otros lugares de España, aunque se escucha bastante en la capital. ¡Qué guay! Quiere decir “¡Cómo mola! ¡Qué bueno!”.
  10. Liarla parda”: También en lenguaje coloquial, “liarla” quiere decir armar un lío, montar un jaleo o alboroto, o en definitiva ponerse en una situación comprometida. Liarla “parda”, o “pardísima”, es montar mucho jaleo hasta que te llamen la atención, generar un escándalo. 
Tengo una larga lista de expresiones madrileñas de las que quiero hablar, pero por ahora lo dejo aquí hasta la próxima edición. ¿Conocéis algunos otros significados o expresiones con estas palabras? ¿Cuál es vuestra expresión madrieña favorita?