"Jugabas entre muerte.
creías que los muertos eran objetos rotos
que alguien había tirado en las aceras."
Ángel González.
Había una vez un cántico. Había una vez una casa roja desolada en la cima de una colina, y un niño que se untaba los párpados. Había una vez un camino bifurcado. Existió la distancia. Los cigarrillos a medianoche. El deseo. También las baldosas verdes. El adiós. Más tarde, no hubo más que calma. Solo el recuerdo de aquella vez que quise escribir un himno.