jueves, 29 de noviembre de 2012

Los zapatos de Agustín Fernández Mallo.


"Desdentado horizonte de edificios,
ecualizan un cielo de acero, rugen
cañerías colesterolizadas, 
es el cuerpo,
sin más,
escuchándose río abajo".

...

"Tenemos dos cuerpos, el visceral
y el informático, unidos por el tacto, ojalá
el cerebro tuviera la tecla escape
para salir de sí mismo, cerrar la vida
desde fuera".

...

"Sudas agua mineral, supongamos la luz
esas burbujas, supongamos zapatos que expresan
el horizonte de sucesos,
supongamos que abres la maleta y un rostro dice,
su careta, gracias".

Agustín Fernández Mallo, Antibiótico.


Me obsesionan los zapatos de Agustín Fernández Mallo. Algunas veces cuelgan de los árboles,  y los lugares son cordones umbilicales de los que desarraigarse. Rastreo la iconografía del zapato. El tiempo pasa despacio. Hay un riachuelo y una suerte de espejos. Persigo los espejos y sus juegos de máscaras. Redes geométricas se entreven en la poesía de Fernández Mallo. La esperanza cóncava que se forma / al mear sobre la nieve. Es divertido, juego a sus espejos, sus emisiones de fotones, su tejido de partículas y escenas cotidianas, me miro en la fotografía y ese rostro ya nunca será mío. Entonces, miro el rostro de otra. No me pertenezco.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Duermevela.





El agua caliente limpia mi garganta. Nos perseguían varios hombres sin rostro vestidos de azul. También había veneno en alguna parte y el sabor amarillo del azufre. Corrí tanto que hoy me duelen las piernas y estoy despierta, y los tobillos arden. Me asustó un pájaro rojo y los cuerpos sin ojos. Corrí tanto que ahora necesito quemarme la lengua con este agua que hierve. Corrí y había voces y siluetas entre la niebla. Hoy tengo poco más que la cama y un temblor en las rodillas, pero no tengo voz. Algo limpia y calienta y quema la garganta. Me despertó la lluvia. Pienso en la casa roja. El lugar del refugio era una metáfora donde la palabra daba la bienvenida al peregrino. Lejos, alguien cantó en un idioma que no pude comprender. Una semilla crecía debajo de cada cigarrillo. Más tarde, los hombres azules se alejaron y no quedó nadie.