"Si me acuesto
o me levanto, da lo mismo:
Los días y las noches me toleran.
Debo de parecer viva a los extraños".
Jane Kenyon.
Hace unos meses, en el puesto de la Editorial Pre-textos de la Feria del Libro me recomendaron, según mis gustos, De Otra Manera, de Jane Kenyon. Empecé a leerlo hace un par de días y no me convenció demasiado, pero anoche decidí intentarlo de nuevo y, aunque no tiene nada que ver con lo que suele gustarme dentro de la poesía, hay algunas cosas que me han llamado la atención. En primer lugar, se trata de una poesía intimista, enfocada a la naturaleza, quizás herencia del siglo XIX -parece una paisajista, una botánica-, en la que la autora juega a velar su verdadero estado anímico (Jane Kenyon fue muy proclive a las depresiones) detrás de imágenes amables, del entorno diario. A pesar de la aparente cotidianidad de su poesía, Kenyon habla de lo oculto: descubre al lector las pequeñas cosas que suceden alrededor del ser humano sin que éste pueda percibirlas -como el reino animal, como el cáncer-, y entiende la naturaleza de igual a igual, en un diálogo constante con su voz poética.
Pero hay algo trágico en sus poemas. Su enfermedad condicionó su escritura como una especie de base sobre la que construir los poemas. A pesar de que su estilo formal no me haya convencido demasiado, es cierto que bajo su tranquilidad cotidiana, late la muerte, y eso me gusta. También late un sexo intuido, poderoso y elegante. Es extrañamente tierna y cruel. Mola.
Un apunte sobre la fotografía: Esta mañana Guill Yakome colgó este retrato mío en facebook y me hizo super feliz. Es todo un placer y un halago que contase con mi cara y con mi foto para pintar. ¡MIL GRACIAS!