Óscar Delmar
Te
vas y todo es nuevo, algo está vacío, bajo mi antigua mano el pezón, bajo mis
dedos el recuerdo del rostro, el cabello brillaba. Abismo de humedad, y sin
embargo tú te embarcas hacia la ciudad-monumento del fracaso, a la ciudad
eternamente inconquistable. Paradojas y bellezas del lenguaje: tú en el
imposible. Y aún, bajo mi lengua, el fantasma de tu cuerpo. ¿Qué dejaste bajo
el hueco de mi mano? Intento olfatearlo, el abandono involuntario causa su
efecto. Lo sabía, lo esperaba, forma parte del rito. Mi cuerpo se construye en
el hueco de tu cuerpo mientras duerme. No siento la orfandad pero conozco esa
iconografía: dejaste una pestaña en las puertas de mi casa. La guardé, como
parte del pacto que firmé conmigo misma y con los símbolos. En este umbral,
espero.