sábado, 23 de marzo de 2013

Ritual de sábado.





"El mundo es veneno, el mundo me da vida terrenal. El mundo es fuego en mi boca. Creo en el mundo. Creo en todos vosotros. Surgid. Quemad. Pero no tardéis. Me gustaría verlo. Qué bien."

Manuel Vilas, Calor.

domingo, 17 de marzo de 2013

Poética del artefacto, -o una lectura de Mecánica del Canto-.




Hace tiempo que conozco la poesía de Cristian Piné y nunca deja de impresionarme. Cuando hace casi ya tres meses mi hermana me regaló Mecánica del Canto -publicado por Amargord en su colección Hecho en Lavapiés- sabía que no iba a ser un libro del que fuese fácil hablar, pero del que sería indispensable hacerlo. Pido disculpas por la tardanza.

Los poemas de Cristian juegan, entre otras cosas, con la sonoridad, pero también con los juegos de palabras y los dobles sentdos. Además de filólogo, Cristian es músico, y eso se percibe constantemente en su poesía. Desde las referencias literarias hasta las musicales, pasando por los constantes juegos sonoros y rítmicos y la ruptura del estilo tradicional de las figuras retóricas.

Cristian utiliza metáforas sorprendentes, una cantidad enorme de imágenes chocantes que llamaron mi atención desde el primer momento. Además, algo que siempre he admirado de Piné es su tempranísima dedicación a la poesía y el dominio de sus formas y referentes. Desgaja todas las posibilidades del lenguaje para crear nuevos significados.

La forma musical del lenguaje acompaña al propio tono del poema, y es por eso que para quien lee su Mecánica o asiste a uno de sus recitales –lo cual recomiendo encarecidamente, porque es un espectáculo, imprescindible para cualquier fan de su poesía-, con toda esa confusión de mensajes que se superponen constantemente, su humor, su ironía, la integración de todo tipo de niveles de la lengua en su poesía, su asombrosa capacidad de observación y poetización del entorno,  la complejidad y la belleza de su lenguaje, el diálogo directo que establece con el lector / espectador y el ingenio y la lucidez de su discurso no pueden dejarle indiferente. ¡No le perdais la pista!


Algunos fragmentos :


« Ella ha visto Venecia en una taza
Y su marido e un café con hielo

Sin azúcar ».

« Mirad cómo regreso sin que hubiera
Repartido la noche a sus extraños. (…)
Introduces tu mano
En lo más hondo de un café,
Te arrepientes de no haber sido
Una enferma mental
Que discute de noche con los astros ».

« En el ser sosegado predomina
La virtud silenciada del errante,
Del ermitaño ingrávido durante
El lento oscurecerse de la ruina ».