viernes, 2 de julio de 2010

Epitafio

A vosotros:

Pedazos de carne, estúpidas parafernalias de exotismo,
de inteligencia abrupta,
y culta
educación progresista de colegio de pago;

A vosotros, que nunca conocisteis agua fría
y limpia,
que os paseáis como siniestras procesiones
disfrazados siempre de vosotros mismos;

a vosotros, nacidos en parámetros
de libertad, y sociedad sin clases,
de perversa tolerancia y amor al compañerismo,
que, en vuestras bocas, de negras sanguijuelas de la envidia,
posáis palabras nobles,
grandes Ideas,

a vosotros, que habláis de la justicia
y de la dadivosa virtud,
que creéis en el éxito y que llenáis
las victorias finales de grises nubarrones de rencor;

a vosotros,
inútiles panfletos de vuestra propia vida,
que robáis las migajas de los otros,
y, a escondidas, odiásteis el triunfo
de los que antes llegaron,
que habláis de la entrega
a un mundo menos corrupto y más limpio,

a vosotros, infelices y falsos hombres libres,
que envidiáis incluso las miserias del resto,
que os creéis merecedores de todo,
poseedores de un don que os ha sido otorgado
y que no existe,
presos en vuestra taza de café,
en vuestro encantador contoneo
de tristes animales de jardín,
cargados de prejuicios;

a vosotros, que ansiáis el poder por el poder,

que estáis vacíos,

que proclamáis tanto la vida

y estáis muertos,

que, al miedo de no saber lo que buscáis,
os conformáis con Nada,
obviáis vuestros instintos más primarios,
y estranguláis la pureza
que nace en las entrañas,

a vosotros, os digo:

el día que comprobéis
el viento que rodea vuestro cuerpo, esa mañana
en que os despertéis de veras
en ese sitio eterno (que es la cama, y la boca),
despojados
de ese lastre que érais,

escucharéis al fin y sin escrúpulos
la música que a veces

se hace vida,

os frotaréis los párpados,
y, con los ojos nuevos, renunciaréis
a ese peso desdichado que es la ropa,

como un sueño infantil
reaprenderéis
a conocer con las manos y los dedos,
os quedaréis, sinceros,
unos minutos delante del espejo,
afrontando sin miedo vuestra propia mirada,

podréis imaginar, al fin, otro lugar,
apreciaréis el riesgo que supone
querer ser uno mismo y renacerse cada día,

vosotros, desgraciados
parásitos, infelices autómatas,
podréis, al fin,

ser libres.



En La Violencia de lo que Sobrevive, "Selección de poemas: diez autores", editorial Kit-Book, 2010.

más información: www.kit-book.net

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