Ando leyendo, entre otras cosas, Leonora. Es la inquietante biografía, en manos de su amiga la mejicana Elena Poniatowska, de Leonora Carrington, la joven pintora surrealista inglesa que sería pareja de Max Ernst y compañera en Paris de artistas como Picasso, Dalí o Breton. Posteriormente la huida del régimen nazi causa en ella una desestabilidad psíquica que marca decisivamente su obra posterior. Amiga de Remedios Varo, de Luis Buñuel o de Benjamin Péret, descubre México y lo introduce dentro de su propia mitología de lo oculto. Su personalidad arrolladora y libre de ataduras y corrientes de arte y de pensamiento, su desbordante imaginación y una visión poética del mundo y de la vida fue siempre genuina y genial. Enferma de lucidez, agonizante de dolor, Leonora es una extraordinaria superviviente.
Más sobre ella aquí.
Nunca fue amiga de Picasso ni de Dalí. Salía con ellos en París pero no les tenía demasiada simpatía porque eran unos flipados. Y con Max Ernst estuvo sólo un tiempo, es más interesante su relación artística que la personal.
ResponderEliminarHe dicho.
Que estoy harta de que se hable de las mujeres inteligentes en relación con los hombres inteligentes que las rodeaban. ¿o es que cuando hablamso de Picasso hablamos de que era "el que fue novio de Dora Maar"?
Coño ya.
vamos a ver, dentro de su vida, y para englobarla en un contexto, está bien decir que se movía en el ambiente de la vanguardia parisina, y ¿quién presidía ese ambiente? pues esa gente, ya se llevase bien o mal con ellos, ya fueran hombres o mujeres (indudablemente el mundo estaba presidido por los hombres), y ya fuese más o menos injusto. Además, el hecho de que Max Enst fuera recluido y asesinado en los campos de concentración creo que es un dato lo suficientemente importante para ser nombrado, puesto que condicionó la vida de la artista, al igual que la muerte trágica de cualquier pareja sentimental condicionaría la vida de cualquier persona, fuese ésta hombre o mujer.
ResponderEliminarTambién fue amiga de mujeres como Remedios Varo o Peggy Gugenheim, pero como ya he dicho, estoy leyendo el libro y por lo tanto aún no ha narrado esa parte de su vida, de la que seguro hablaré cuando sepa más sobre ella.
Dentro de la historia del arte, siempre se habla del entorno, ya fuera un entorno de hombres o de mujeres, del mismo modo que se habla de corrientes artísticas, ya haya más o menos diferencias o asiduidad con ellas.
De hecho el arte de Leonora tenía más relación con el de Remedios Varo e incluso con el de Frida Kahlo que con el de su pareja o con el de Picasso. Pero si somos justos en todos los aspectos, del mismo modo que no se puede hablar de un arte de hombres aislado, en el sentido de decir que en la vanguardia histórica europea participasen solamente hombres (puesto que es totalmente falso, algunas grandes artistas de la misma altura que ellos son Marie Laurencin, Dora Maar, Maruja Mallo, Marie Blanchard o Sonia Delaunay entre otras) tampoco se puede hablar de manera aislada de un arte de mujeres, como si Picasso, Max Ernst o Dalí no existiesen, puesto que, se quiera o no se quiera, su influencia y su huella ha sido determinante en la historia del arte a nivel mundial, ya sea más o menos justo, o haya pasado un filtro más o menos machista.
No se trata de subordinar el trabajo de una mujer al talento de un hombre ni nada parecido, sino al de situarla en un contexto histórico que, por desgracia, son más célebres muchos nombres masculinos, lo cual no quiere decir que sean mejores ni peores, pero si Leonora es coetánea en Paris de todos ellos, da una idea aproximada del ambiente, de la época histórica y del contexto en el que se encontraba: un mundo, en efecto, presidido por hombres.
Creo que por eso, nombrar a los talentos masculinos que la rodeaban, no es quitarle mérito, sino quizás sumárselo, puesto que se encontraba en una minoría considerable, dentro de la cual caminaba artísticamente por libre de todos ellos, y realizando un trabajo igual de bueno que el de éstos, y por cierto, mucho menos valorado y reconocido.
Vamos a ver. Sí, todo eso es cierto e inevitable, y el contexto es el contexto y estaba rodeada de hombres. Pero no me parece correcto nombrar a algunos de ellos, los más destacados probablemente, para darle más legitimidad a un nombre que es mucho menos conocido, por las razones que sean. Tú misma sabes que se aproximaba más a Kahlo y a Varo. Nómbralas a ellas, pues. Respecto al entorno, con decir que era discípula de Max Ernst (ahorrándonos la parte rosa) y que trabajó en el París de las vanguardias es más que suficiente, pues eso ya activa en nuestra cabeza un montón de nombres, y la pintora queda legitimada por sí sola.
ResponderEliminarrepito que es dar un contexto, y que he nombrado a los pintores que por ahora han estado presentes en mi lectura: cuando llegue a la parte de Frida o de Peggy o de Varo las nombraré a ellas. Se trata de dar contexto, no de dar legitimidad.
ResponderEliminarah, por cierto, no he dicho que fuera discípula de Ernst sino pareja, que no es lo mismo.
ResponderEliminary reitero la última parte de mi primer post: nombro a los hombres porque es una mujer en un contexto de hombres, no porque ellos la den más legitimidad. Es más, creo que es necesario nombrarlo justamente por esa razón, para decir que no era una seguidora de nadie, sino, como he dicho, una creadora independiente, mujer, dentro de un contexto de artistas hombres.
ResponderEliminar