Sabina dijo muy bien que en Madrid las niñas ya no quieren ser princesas, Quique González hablaba de que las calles de Madrid eran para fumarlas a medias, y Dámaso Alonso dijo que Madrid era una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).
Hoy me quedo con Sabina y con Alonso, y con Luis García Montero, que diría: esta ciudad me invita a desearte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario