domingo, 20 de febrero de 2011

Allá donde se cruzan los caminos.



Sabina dijo muy bien que en Madrid las niñas ya no quieren ser princesas, Quique González hablaba de que las calles de Madrid eran para fumarlas a medias, y Dámaso Alonso dijo que Madrid era una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).

Hoy me quedo con Sabina y con Alonso, y con Luis García Montero, que diría: esta ciudad me invita a desearte.

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