Hay cuadernos malditos y papeles enfermos. Hay cuadernos que no pueden terminarse, que no pueden escribirse. Y entre la mano y el papel hay un muro enorme, un lodazal, un abismo inconmensurable.
Y cuanto más se intenta atravesar, más imposible, y más duro, y más insano. Sobre todo, insano.
Hay cuadernos que no pueden ser terminados. Y hay papeles que no pueden ser escritos.
Y aquí un extracto de un poemita que escribí ayer mismo:
De tanto pensarte he borrado tu rostro (...)
me he quedado detalles que no importan (...)Y nada más me queda (...).
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