"Es terrible
estar tan abierta: es como si mi corazón
tuviese rostro y caminase por el mundo."
Sylvia Plath.
Tres Mujeres, de Sylvia Plath, publicado
por Nórdica en una edición bilingüe e ilustrada, es un poema maduro, pensado
originalmente para ser leído en la radio. Se trata de un poema en tres voces
cuyo tema principal es la maternidad. Sylvia leyó este poema en la BBC en 1962,
como si de una obra de teatro se tratase, poco antes de su suicidio. El libro
marca un cambio en su técnica poética, pues a partir de ahora Sylvia se
interesaría, hasta el final de su vida, en la sonoridad, la oralidad y la
poesía interpretada en inglés, marcando, así, un fuerte estilo propio.
Pero ¿Qué es lo que plantea el libro?
Pues bien, se trata de un texto compuesto por tres voces que comparten una
misma circunstancia, el embarazo, y estructurado, además, en la expresión de
tres momentos de esta circunstancia. En un primer lugar, la visión de una mujer
que sufre un aborto espontáneo de un hijo deseado, en segundo lugar, una mujer
que da a luz a un hijo deseado, y el tercer lugar, la visión de una mujer que
da a luz a un hijo que no desea y que da en adopción. Es curioso cómo una misma
persona puede plantearse estas tres resoluciones, estos tres puntos de vista
acerca de la maternidad, y conseguir despertar esta misma inquietud en el
lector –o la lectora-.
En cuanto a las tres etapas temporales
que estas tres mujeres comparten en el poema, encontramos, en primer lugar, la
vivencia del embarazo (en la primera mujer, la plenitud de la fertilidad y la
esperanza en la misma, en la segunda mujer, la sorpresa y la indefensión ante
la noticia –junto al cuestionamiento de sus capacidades como madre-, y, por
último, el sentimiento de alteridad de la tercera mujer, que vive la maternidad
como si de una persona ajena se tratase, y en ella, tensiones encontradas, el
amor de la noticia de ser madre, y el sentimiento de falta de respeto, de
veneno, de no pertenencia, de lejanía, de otredad).
En un segundo lugar, las tres mujeres
nos muestran sus tres visiones del parto; En este punto, la primera voz muestra
su plenitud, y celebra, con ese nacimiento, haber encontrado su razón de ser en
esa fertilidad. En el caso de la segunda mujer, se trata de una visión del
aborto: de cómo enfrentarse a una pérdida abstracta y solitaria como es la de
una maternidad. La carencia, el sentimiento de la feminidad arrebatada. La
culpa. Y en una tercera voz, encontramos aquella maternidad no deseada, en la
que esa criatura es el fruto de lo terrible, de la herida, de lo que quiere
olvidarse y enterrarse, como si nunca hubiese sucedido.
Además de que la maternidad siempre ha
sido un tema que me ha llamado la atención –y más especialmente desde hace
algunos meses, desde que, para mi decepción, leí La Piedra de Moler (podéis ver un post sobre esto aquí). Se me
presenta como un tema extenso y rico, con multitud de caras y de visiones
posibles. Por ello el libro de Plath no me ha defraudado en absoluto, y comento
a continuación algunas cosas que me han llamado la atención: en primer lugar, que la experiencia de la
maternidad se nos plantea, en los tres casos, como un sentimiento solitario.
Hay que tener también en cuenta las circunstancias en las que Plath escribió
este poema (el abandono por parte de Hughes, el ocuparse de sus tres hijos,
etcétera) pero si nos olvidamos por un momento de su historia personal y nos
centramos en el poema en sí, no existe la figura paterna, ni un sentimiento de
compartir la experiencia de la maternidad: ésta se plantea como una realidad
solitaria, aunque también, en las dos primeras voces, como un sentimiento de
comunión. La feminidad se concibe como una condición que mantiene unido al ser
humano con el universo y la naturaleza atemporal de las cosas. También me gustó
cómo, en las tres voces, esta experimentación de la maternidad se vive como un
momento de introspección bastante fuerte, de cuestionamiento del qué y del por
qué, así como de las capacidades de cada una de estas mujeres para ser madres.
En tercer lugar (y es algo que me ha llamado la atención), este sentimiento de
maternidad se traduce en algunos casos en un sentimiento de poder: el poder de
la creación, el poder de la posesión de algo que tu propio cuerpo ha concebido,
y, en algunos casos, la realización personal a través de este sentimiento. Y en
un último lugar, un sentimiento que me ha llamado la atención favorablemente (también
con respecto a La Piedra de Moler) ha sido el sentimiento y a su vez el
cuestionamiento de una concepción y esencia de la feminidad a través de la escritura
de la maternidad, cosa que buscaba desde un primer momento en mi lectura del
libro de Margaret Drabble y, para mi frustración, no conseguí encontrar por
ninguna parte.
Así que, en resumidas cuentas, lo
cierto es que el librito de Nórdica Ediciones ha sido una muy buena sorpresa
para mí, así como su edición y sus fantásticas ilustraciones de Aniuska
Allepuz, que terminan de configurar esa atmósfera de ensoñación y abstracción
en torno a la concepción femenina. Además, la traducción de María Ramos es
excelente. En definitiva, se trata de un libro que recomiendo encarecidamente
para todo aquél que quiera indagar, como yo, en el tema de la maternidad en la
literatura, o que, simplemente, desee leer a Sylvia.
Y vosotros, ¿Qué libros sobre
maternidad recomendaríais? ¿Hay algún libro de poesía que os haya marcado últimamente
en relación a este tema? ¿Qué otros temas os interesan?
Qué bonitas ilustraciones.
ResponderEliminarQué te pasa a ti últimamente con la maternidad? O es maternidad en la literatura?
en la literatura, en la literatura!!!! y bueno, en la teoría, pero por el momento no en la práctica, ay, ay...
EliminarHola Natalia,
ResponderEliminarNo está mal, aunque para mi aún no es el momento de leerlo, me lo apuntaré (como hago con todos jajajaja) y dentro de un tiempo me lo plantearé.
¡Besos!
me alegro de que te hayan dado ganas de leer el libro. Entiendo que el tema es algo especial!! un abrazo fuerte y gracias por pasar por aquí!
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